Una voz emocionada. Un relato que pone la piel de gallina a todos los hombres y mujeres que habitan este suelo. Esa voz expresa el dolor y la indignación de miles de voces. Un sentimiento colectivo. El grito de libertad de todos los que fueron aplastados por un monstruo marítimo del viejo continente. Es la expresión de lo único que nos queda, la pasión. La pasión que va detrás de la pelota, que se siente en esos pies, en esa furia, en ese andar de dioses. Allá donde jugamos en nuestro terreno, porque es bien nuestro, es el futbol. Así se consuelan los desterrados de esta tierra. Así se refugian los que no tiene más que sus pies, su habilidad, su destreza, su corazón; porque todo lo demás lo perdieron, mejor dicho, se lo robaron. Así recuperamos nuestra dignidad. En la cancha demostramos lo que somos, nuestra fuerza, nuestro coraje, nuestra historia de lucha.
El cambio es posible. Volveremos.
Paula.
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